Intag, valle encantado
Gabriela Muñoz V. / Autora invitada
Son las dos de la tarde, ingreso a la vía que nos lleva de Cotacachi al Valle de INTAG, por un camino estrecho de asfalto abrazado de montañas, neblina y una llovizna pausada. Los ríos Apuela, Piñán, Pitura, Cristopamaba, Nangulví, San Pedro, Intag son algunos de los afluentes que bañan este valle.
Por un camino serpenteante llego a Apuela, una de las 7 parroquias que conforman el Valle de Intag. Paso por la plaza principal y sigo en dirección a Nangulví, lugar de encuentro de varios miembros de organizaciones que conforman el Biocorredor Zona de Amortiguamiento de la Reserva Ecológica Cotacachi Cayapas – ZARECC.
El Valle de Intag se encuentra en la zona de amortiguamiento de la Reserva Ecológica Cayapas Cotacachi, en la provincia de Imbabura, y es parte de dos de las zonas biológicas de mayor importancia a escala mundial: los Andes Tropicales y la Tumbes-Chocó-Magdalena. Su clima es cálido, oscila entre los 15 y 25 grados centígrados.
El Valle es atravesado por la Cordillera del Toisan, un conjunto montañoso por donde las vertientes de agua se entrelazan para regar sus tierras y albergar al oso de antojos, el gallo de la peña, la pacarana y el tigrillo, así como cientos de aves. “A nivel global, la Reserva Ecológica Cotacachi Cayapas y su Zona de Amortiguamiento abarcan una de las concentraciones más altas de endemismo que se pueda encontrar en áreas continentales con, por lo menos, 96 (12,4 %) especies endémicas de aves. Por otro lado, 52 (6,7 %) de las especies ya están amenazadas o casi amenazadas a nivel global”[1].
Entre los años 1920 y 1940 algunos colonos de San José de Minas y del Valle del Chota empezaron a poblar Intag. Sus principales actividades fueron la producción agrícola, la ganadería y la crianza de animales para el autoconsumo.
Intag se caracteriza por su rica biodiversidad, sus especies endémicas, las abundantes fuentes hídricas, pero también por las altas concentraciones de cobre, cuya exploración ya ha generado más de un conflicto en la zona y ha promovido que los habitantes se organicen en torno a propuestas alternativas para su desarrollo territorial.
Desde hace más de 20 años, los Inteños apostaron por la producción agroecológica, la creación de artesanías, el turismo comunitario y de naturaleza y, la generación de energías alternativas renovables para el autoconsumo. La propuesta ha sido desarrollar un modelo que articule la producción agrícola tradicional, la transformación de productos lácteos y la comercialización de productos agroecológicos basada en los principios del comercio justo, la economía familiar campesina y la creación de Productos con Identidad Territorial – PIT. Se trata de un modelo impulsado por el Programa de Pequeñas Donaciones (PPD/FMAM/PNUD) que integra a la comunidad a través de la generación de propuestas, decisiones compartidas y corresponsabilidad en la implementación de los proyectos.
Isauro Bolaños, es uno de los pobladores que apoya esta propuesta. Isauro, es presidente de la Corporación Toisán, colectivo que agrupa a 9 organizaciones sociales, productivas y ambientalistas de Intag. Desde hace más de 12 años iniciaron acciones técnicas y organizativas en las 7 parroquias de Intag: Apuela, Plaza Gutiérrez, Peñaherrera, Cuellaje, García Moreno, Vacas Galindo y Selva Alegre. Región que abarca 1.600 Km², 70 comunidades y 15.000 habitantes.
Actualmente, existen 637 familias involucradas directamente en actividades económicas sostenibles como el cultivo de café orgánico, fréjol, biodigestores, pulpa de fruta y producción de miel.
El PPD, por cerca de 2 décadas viene colaborando con las comunidades de Intag. Durante los primeros años su acompañamiento se dirigió a fortalecer procesos productivos y organizativos locales. Desde el año 2017 el PPD apoya el Proyecto Fortalecimiento de Productos con Identidad Territorial como estrategia de conservación de bosques y la construcción de biocorredores. Según Isauro, la dinámica de los proyectos ha permitido interesar a los gobiernos locales, entidades estatales y organizaciones ambientales y sociales que actualmente apoyan el desarrollo territorial en el Valle.
Isauro, un líder por naturaleza, se define como un hombre de la tierra, su principal actividad económica es el cultivo de plantas, su padre era agricultor y de él aprendió a cultivar la tierra, a jugar con ella, a mojarse de sudor mientras aprendía a hundir el azadón en la tierra: “los niños deben aprender y eso se logra con el trabajo”. Para Isauro, la tierra es la base a partir de la cual se desarrolla la vida en comunidad, el compartir con la gente y los aprendizajes.
Luego de vivir tres años en Quito, regresó a Intag convencido de que éste es su lugar: “me encanta vivir en el campo. Vivir en Intag el día a día es sentir la tranquilidad, la seguridad de acceder a los alimentos, de tener agua limpia”.
Para Isauro, la principal preocupación es la presencia de las actividades extractivas, desde su llegada ha sentido la división entre la población. “Nosotros como territorio queremos demostrar que no necesitamos de actividades extractivas pues esta, solo genera trabajo para unos pocos. Este territorio es de emprendimientos agrícolas”.
Al igual que Isauro, Piedad Fuel, comparte sus vivencias. Piedad es una mujer campesina de sonrisa liviana y bella, sus manos son firmes y su tez es canela. Ella es parte de los 17.000 habitantes de este valle montañoso. Su principal actividad es la agricultura. Con una sonrisa amplia me dice que ella es feliz en la tierra. Llegó desde Pimampiro a Intag con un año de edad, entre los brazos de su madre. “Yo nunca le conocí a mi papá y aquí me crie y aquí me casé, desde ahí mi marido siempre luchó por vivir aquí. En ese entonces no había caminos, él soñaba con tener caminos y luz. Yo no creía que eso iba a pasar. Él se ingenió para hacer él mismo la luz, con latas de sardina hizo los primeros generadores de luz. Yo le apoyaba en sus inventos”.
Para ella la tierra es seguridad, habla con orgullo de su chacra, de su familia y de sus 10 hijos, todos ellos nacidos en este bosque nublado. Cada uno dedicado a lo que le gusta hacer. “Nunca den pan al que no quiere pan, déjenle que busque lo que quiere hacer”, dice sabiamente Piedad.
Su vida está dedicada a la tierra, la crianza de animales menores y las relaciones con la gente, ella se define libre: “Somos libres, decidimos lo que queremos hacer y lo que nos gusta hacer. Las mujeres participamos en las asambleas, reuniones. Decidimos los emprendimientos, eso nos ha unido, intercambiamos habilidades, saberes y cuando quiero me voy al bosque y busco semillas para hacer mis tejidos”.
Las características del Valle de Intag y la organización de su gente les ha llevado a crear varios emprendimientos como el café de sombra, de comercio justo que se vende en Ecuador y también se exportan al exterior como las artesanías de cabuya que llegan hasta Japón y Estados Unidos. A ello se suma un proyecto en marcha para construir pequeñas represas hidroeléctricas en la región.
Isauro, al igual que Piedad, teje sueños. Uno de ellos es vivir en paz, lejos de las amenazas de actividades de extracción. Isauro y Piedad, temen perder sus tierras, sus paisajes, el agua limpia y la tranquilidad de la vida.
Isauro me enseña, desde un balcón, el cerro más alto en el Occidente, me dice que es donde los Karas se asentaron para combatir a los enemigos, yo le escucho con interés, sintiendo el aire tibio que llega de las montañas. La frase “No estamos solos” me resuena muy adentro. La posibilidad de sabernos vivos se hace real en estas comunidades que han encontrado otro caminar, otros sueños: el sueño del río, de la tierra, del amanecer con olor a café. Sus mayores activos: la libertad, la paz, la tierra.
La lluvia cesa, mientras el sol se pone y el sonido de los animales se escucha pausadamente. La noche tiene su propia voz y dice en susurros: No estamos solos…
[1] Información del Proyecto: Fortalecimiento de Productos con Identidad Territorial como estrategia de conservación de bosques y la construcción de biocorredores
Quito, fue sede del Taller Global del Small Grants Programme
En abril de este año, Ecuador fue sede del Taller Global del Gef Small Grants Programme. Fue una jornada muy gratificante donde pudimos compartir con colegas de otros 15 países, la experiencia de Ecuador en el fortalecimiento de los Biocorredores Para El Buen Vivir.
Compartimos un abstracto de esta jornada que nos hace mención COMDEKS, en el boletín de la edición de junio COMDEKS-Newsletter .
Agricultura para la Biodiversidad
Durante 10 días intensos pero divertidos, se llevó a cabo el curso de marketing social realizado en Archidona, Este 21 de junio llegó a su fin y los logros alcanzados son increíbles. Les invitamos a conocer los detalles en los boletines que Rare ha preparado.
Boletin 5-IFOAM-C4C-Junio 2018 (002)
Boletin 4-IFOAM-C4C-Junio 2018
Boletin 3-IFOAM-C4C-Junio 2018
Boletin 2-IFOAM-C4C-Junio 2018
Boletin 1-IFOAM-C4C-Junio 2018